martes, 17 de febrero de 2009

Discutendo a Jacques Attali.

Discutiendo a Jacques Attali y su apología del capitalismo a través de una biografía de Marx.

Víctor Hugo Pacheco Chávez.
Estudiante de la licenciatura en Historia.
Facultad de Filosofía y Letras, UNAM.

Introducción.

Dentro del marcó del seminario “Marx revisado: posiciones encontradas”, que coordinan Elvira Concheiro y José G. Gandarilla se presentarán varios libros que nos ofrecerán una lectura renovada del marxismo. El seminario abre las discusiones presentando una biografía de Marx que publicó en 2005 el economista francés Jacques Attali bajo el sello editorial Libraire Artheme Fayard y que en el año de 2007 tradujo Fondo de Cultura Económica.

Agradeciendo de antemano la invitación a presentar el libro para lo cual he preparado un texto en el que no hablare tan puntualmente de la biografía, es decir no me ocupare de los aspectos técnicos de la obra sino más bien tratare de polemizar en cuanto a la interpretación de la figura política de Marx que se deriva de la misma.

En este sentido mi trabajo partirá de considerar el lugar desde el cual se enuncia este discurso para pasar rápidamente a polemizar en dos puntos que me parece son los más interesante y discutibles de la obra y que se refieren a ver a un Marx como teórico de la globalización capitalista y como un ferviente demócrata. Posteriormente fijare mi postura en cuanto a que entender por la vuelta de Marx y del marxismo.

Los espectros de la derecha.

Luego del derrumbe de la Unión Soviética y del rápido desencanto del mentado triunfo del capitalismo a nivel planetario cuando en todas partes del mundo se anunciaba la muerte de Marx y con él del marxismo, sorprendentemente en 1993 en un simposio en la claramente derechoza Universidad de California en Riverside, Jacques Derrida puso en el centro del debate académico la actualidad del marxismo. Desde que Derrida marcó el retorno de cierto espíritu del marxismo[1], una veintena de espectros han llegado a nosotros, tanto de izquierda como de derecha. Este día nos ocuparemos de otro espíritu de Marx que nos trae la derecha. Y digo “otro” porque ya en 1997, por ejemplo, la revista The New Yorker publicó un artículo titulado “El regreso de Karl Marx”. En dicho artículo se decía que un inversionista inglés afirmaba:

Mientras más tiempo paso en Wall Street, más me convenzo de que Marx tenía razón… Hay un Premio Nóbel esperando por el economista que resucite a Marx y componga todo en un modelo coherente. Estoy convencido de que el enfoque de Marx, es la mejor forma de analizar el capitalismo.[2]

En 1999 en una encuesta por Internet que realizó la BBC de Londres para ver quienes eran “los diez pensadores mas grandes del milenio” los resultados arrojaron lo siguiente: primer lugar, Carlos Marx; segundo, Albert Einstein, tercero Isaac Newton. Estos resultados causaron un extrañamiento en la propia derecha que algunos llegaron a justificar el que Marx estuviera a la cabeza debido a que Fidel Castro mandó a votar a todos los cubanos. La encuesta por si misma quizá no diga nada pero como afirma Néstor Kohan, que Marx vuelva a ser símbolo de las rebeliones juveniles constituye todo un síntoma de época.[3]

Se podrían dar otros ejemplos pero pasemos al tema que nos convoca: la presentación del libro de Jacques Attali, Karl Marx. El espíritu del mundo[4]. El autor es uno de los máximos exponentes de la reestructuración económica europea, no sólo fue consejero especial del ex presidente francés Francois Mitterrand, sino que también fue su representante dentro del G7. Ha sido un gran impulsor de la reconstrucción de los países de Europa del este, es decir es uno de los grandes impulsores de la reestructuración del sistema capitalista en lo que antes era la Unión Soviética, en 1991 mientras presidía el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo invitó a Mijail Gorbachov a la sede del banco en Londres y obligó a que el G7 reconociera al representante soviético.

Actualmente es asesor de Nicolás Sarkozy y dirige la ONG PlaNet Finance, la cual funciona a través de micro créditos y tiene influencia en 60 países, uno de ellos es México. Como podemos ver la figura política del autor es sumamente interesante y podría dar para todo un estudio sobre sus intervenciones políticas pero por cuestiones de tiempo pasemos al análisis del texto.

El espíritu del mundo.

La biografía podemos decir que se divide en dos partes: la primera, muy extensa donde Attali nos ofrece la figura del biografiado y en la cual nos muestra el desarrollo teórico-político del mismo; y la segunda, que se ciñe al último capítulo de la obra, en la cual el autor hace una especie de relectura de la herencia de Marx desde su muerte hasta nuestros días, a la vez que fija su postura con dicha herencia.

Un sentido trágico atraviesa la biografía, la muerte que siempre rodea a la Familia Marx marcará los sucesos más importantes. Desde el padre que sólo hasta que muere su progenitora renuncia al judaísmo y se convierte al luteranismo, cambiando así su nombre de Herschel Marx Levy a Heinrich Marx; hasta las propias decisiones que va a tomar Marx, ya que la muerte de su padre es lo que marca su total abandono de los estudios de jurisprudencia por la filosofía, que como bien dice Attali, en esta época ser profesor de filosofía es una forma de hacer política. Así también este sentido trágico no estará separado de su desarrollo teórico, nos dice Attali: “En lo más profundo de la pena causada por la muerte de (su hijo) Edgar, Karl construye así su teoría de la plusvalía”.[5] Y cuando esta apunto de morir la madre Jenny, y se ve la posibilidad de una herencia que le ayude a solventar sus gastos Attali nos ofrece la siguiente reflexión: “Como si una vez más. Una muerte –o su anuncio- viniera a ayudarlo a liberarse de una coerción”.[6]

Los rasgos personales que Attali resalta de Marx son los de un hombre de carácter fuerte, con vocación de mando, de una inteligencia singular que le ganara la admiración de la gente que lo conoce pero que es incapaz de elaborar una obra completa. Hablándonos de dos novelas que Marx dejó inconclusas, y de las cuales se deshizo, Attali nos resuelve uno de los enigmas de porque Marx no pudo concluir su obra de madurez: los famosos seis libros que nunca pudo elaborar y lo cual a hecho correr litros de tinta. Attali nos dice: “Aquí aparece un rasgo de carácter que lo acompañará toda su vida e influirá profundamente en su obra. La imposibilidad de considerar un manuscrito como terminado, de permitir que le arranquen una obra”. Y aquí Attali nos ofrece un juicio que es común a toda su obra reducir las elaboraciones teóricas de Marx, la alienación, la enajenación, el dinero, el trabajo tanto intelectual como manual, a una dimensión existencial, pues, retomando la cita que estábamos haciendo: “De allí (Marx) sacará la conclusión de que todo trabajo es alienante”.[7] Este juicio lo emite Attali sin importarle que las novelas inconclusas hayan sido escritas en 1836 y la teoría de la alienación esbozada en 1844.

Sería interesante analizar por qué Attali si habla de que Marx es un hombre que merece respeto porque a lo largo de la obra suelta comentarios como el anterior que le restan seriedad a la obra. Pero vayamos a cuestiones más importantes ¿porque Attali nos habla de que Marx es un espíritu del mundo? Esto se debe a que en la obra hay una relación directa entre la expansión del capitalismo, los avances científicos, filosóficos, culturales, políticos, con la vida del biografiado. Esto es un signo positivo de la obra pues nos invita a pensar el desarrollo teórico de Marx bajo esa totalidad y más aún, como nos comenta Pelayo Pérez, en su reseña a este texto:

Este ‘paso atrás’ (que hace Attali) desde el presente hasta el siglo XIX, al girar sobre el núcleo biográfico de Marx, va reconstruyendo el “cuerpo” sociohistórico de un tiempo que se ha extendido hasta el final del siglo XX, convirtiéndose así pues en la ‘génesis’ de nuestro tiempo, en la geología estratificada sobre la que se asienta este nuevo siglo y de la que nos resultaría imposible decir una palabra cabal sin haber hecho este recorrido hasta el surgimiento mismo del capitalismo y de los estados-nación en y con los que surge.[8]

Dentro de esta ‘génesis de nuestro tiempo’ de la que habla Pelayo Pérez se encontraría como valor dominante la libertad, pues la síntesis o el sentido histórico que le confiere Attali a las tres grandes teorías científicas del siglo XIX (la termodinámica, la selección natural y la lucha de clases) marcarían el deseo de las sociedades modernas de: “Adaptarse a los desórdenes de la libertad: eso es lo que reúne a Carnot, Marx, Darwin”.[9]


¿Marx teórico de la globalización capitalista?.

Attali hace en la biografía una apología del capitalismo. Para Attali el proyecto teórico político de Marx estuvo desde un principio encaminado a buscar la universalización del capitalismo y la llegada al socialismo, una vez acontecido esto, a través de la democracia.[10] Attali nos lo recuerda en varios momentos del libro haciendo referencia en la biografía a que Marx nunca pensó que el socialismo se realizaría en un solo país y que la llegada del comunismo no estaba dentro de su agenda política. Lo interesante de esto es que Attali al poner a Marx como el gran teórico de la globalización capitalista lo que esta haciendo es buscar un sustento teórico para la visión que él tiene sobre el futuro. Esto es así porque Attali viene proponiendo que sólo hasta nuestra época la globalización total del capitalismo está siendo posible y se está encaminando, con los grandes bloques económicos como la Unión Europea, a la creación de un gobierno mundial que rija a la sociedad de acuerdo al libre cambio sin proteccionismos y en el cual ya no habría conflictos entre las naciones:

En el caso de un gobierno mundial, ya no serían las naciones las que se enfrentarían para obtener la mejor parte de la torta. Se trataría de hombres que, reunidos, reflexionarían sobre la forma de hallar lo mejor para el planeta. Pasaríamos, así, del multilateralismo a la soberanía planetaria. Actualmente estamos muy lejos de ello, pero ése es el salto cualitativo que hay que dar.[11]

Rasgos de esta meditación se encuentran también en la biografía cuando en las últimas páginas Attali reflexiona sobre el significado del marxismo en el siglo XX y nos dice que este sólo representó “un sustituto del capitalismo”[12] y no lo que para el sería la interpretación correcta y en la cual da su propuesta del devenir de la humanidad: “Cuando haya agotado de tal forma la mercantilización de las relaciones sociales y utilizando todos sus recursos, el capitalismo, si no destruyó a la humanidad también podría dar paso a un socialismo global”.[13] Por ello ante la trama que marcó al siglo XX y la cual habría previsto Spengler, de luchar por una sociedad explotada u organizada, que estaría representada por la URSS o la Alemania nazi, este devenir de la sociedad en el siglo XXI no se ve para el de una forma tan catastrófica: “La mundialización esta muy cerca de la visión de Marx… Todo esto no corresponde en absoluto al escenario de declive de Spengler. Marx era un enamorado del futuro y yo creo que hoy se puede amar el futuro porque el futuro no esta condenado al desastre”.[14]
Como podemos observar para Attali el capitalismo por si mismo nos llevará a un modo de producción mejor con lo cual niega sutilmente que este pueda ser superado por un acto revolucionario y es por ello que le confiere al desarrollo teórico de Marx como uno de los puntos medulares el que proponga un cambio por la vía democrática, veamos.

Marx ¿Demócrata?.

Dentro de la reconstrucción de la figura que Attali hace de Marx me llama la atención el hecho de que un pensador de la derecha le confiera a dicho personaje el gesto de haber sido un pensador político. La derecha le ha negado este status a Marx, para estos la figura de Marx se ha reducido comúnmente a la del economista o a la del filósofo. Por ejemplo, mientras que Norberto Bobbio niega que tanto en este como dentro del marxismo en general haya una teoría marxista de la política sólo porque en Marx hay una teoría negativa del Estado[15]; Samuel Huntington nos dice que “Lenin no fue discípulo de Marx; más bien, éste fue el precursor de aquél. Lenin convirtió al marxismo en una teoría política”.[16]

El problema con la lectura de Attali no es el pensar que Marx tenía como plataforma política el avance de la democracia, o que la veía como táctica política para que algunos países como Alemania se plantearan la toma del poder por esa vía. El problema es que Attali ve en Marx a un demócrata sin más. Esto sucede porque para aquel la democracia siempre esta dentro de los límites de una democracia liberal.

El Marx que en la década de 1840 critica a Hegel es un pensador que tiene como horizonte una democracia algo interesante. Para Francisco Fernández Buey en esta época Marx es parte de una corriente que va más allá del liberalismo sin llegar a ser ni socialista ni comunista, es decir, tanto Marx como varios de los que junto a él participan en la Gaceta Renana son: “demócratas radicales en tránsito hacia el ideal republicano”.[17] Creo que Fernández Buey acierta en decirnos que Marx fue un demócrata radical pero se equivoca al relacionar dicha democracia con el aspecto jacobino. Si bien Marx estudió con pasión la revolución francesa como en paradigma ineludible de la revolución lo hizo sin dejar de criticar su aspecto republicano que no diferencia su relación con el Estado.

En este sentido, si bien no comparto la idea de Maximillen Rubel de ver en Marx a un teórico del anarquismo, cabe señalar que su libro Marx sin mito[18], es un buen estudio que nos permite situar el sentido de una democracia radical en Marx a partir de la lectura de Spinoza. Pero también hay que tomar en cuenta que a partir de su primer exilio francés, Marx entra en contacto con una tradición política de dicho país que apunta a ver la democracia como la desaparición del Estado. Pero aquí tendremos que entrar en matices ya que como nos dice Miguel Abensour:

Para evitar cualquier simplificación abusiva y alertar al interprete, que Marx saluda a los franceses modernos por haber sabido discernir en el advenimiento de la ‘verdadera democracia’ la desaparición del Estado político únicamente en el sentido de una forma organizadora y de una esfera separada, lo que no significa en modo alguno la extinción o desaparición de lo político.[19]

Según Miguel Abensour cuando Marx retoma esta separación lo hace para reducir la estructura del estado únicamente a su función organizativa, con lo cual el momento democrático no se logra en dicha estructura sino que se mantiene por si mismo, pues el pueblo se constituye por si mismo sin necesidad de ningún contrato, vemos así una constitución jurídica y meta jurídica, que dota al pueblo de un triple estatuto, pues se le ve como principio, sujeto y fin; de este modo el pueblo se mantiene como tal no por una cuestión sociológica sino en tanto que se sostiene sobre su querer-ser político. De esta forma el sentido de la democracia representativa para Marx no se funda en la igualdad sino en la desigualdad que ha creado la sociedad civil, y en esta lucha por religar al pueblo es donde se encuentra un momento político del demos, por ello Marx apunta: “La clase de la sociedad civil no tiene como principio ni la necesidad, que es un elemento natural, ni la política. Se trata de una división de masas que van formándose de pasada y cuya formación es, en sí misma, arbitraria, y no el producto de una organización”.[20] Ahora bien como afirmó Rubel en su momento, Marx una vez vuelto comunista lejos de romper con esta idea de democracia la mantuvo.[21] En sus reflexiones sobre la Comuna de París, Marx anotará:

La comuna no fue una revolución contra una forma cualquiera de poder de Estado, legitimista, constitucional, republicano o imperial. Fue una revolución contra el Estado como tal, contra ese monstruoso aborto de la sociedad; fue la resurrección de la auténtica vida social del pueblo, realizada por el pueblo.[22]

Consideraciones finales.

Sin duda la biografía realizada por Attali es rica en cuanto a la cantidad de datos que aporta y la documentación que maneja pero con ella se hace efectivo uno de los peligros de los cuales Derrida ya nos había advertido:

¿Por qué insistir [nos dice Derrida] en la inminencia, en la urgencia y la inyucción, en todo lo que ellas no espera? Para intentar sustraer lo que vamos a decir de lo que amenaza –tenemos más de una señal de ello- con sucederle hoy día a la obra de Marx, es decir, también a su inyucción. Lo que amenaza con suceder es que se intente utilizar a Marx contra del marxismo a fin de neutralizar o ensordecer, en todo caso el imperativo político… Se estaría dispuesto a aceptar la vuelta de Marx o la vuelta a Marx, a condición de silenciar aquello que, en él, prescribe no sólo descifrar sino también actuar y convertir el desciframiento (de la interpretación) en una transformación que .[23]

Y digo que esto es lo que hace Attali pues en las entrevistas que concedió al aparecer el libro afirmaba: “si Marx ha de regresar es contra el marxismo”[24] y “cuando se lee a Marx uno se da cuenta de que no tiene nada que ver con el marxismo o con lo que se suele llamar así”[25]. Esta idea de Attali debe ser rebatida pues, desde mi punto de vista, cuando se habla del regreso de Marx y con él del regreso del marxismo. Se habla de algo que no se agota en la biografía de Marx sino de una tradición de pensamiento que tiene un desarrollo general que llega hasta nuestros días. Y que si bien tuvo aciertos y fracasos, no es como señala Attali un recorrido teórico-político de puras omisiones, detracciones, falsificaciones, mentiras, crímenes y el sustento de una nueva religión. Por otro lado, esta es una vuelta también del comunismo, como una variante dentro del marxismo, pero que quisiera señalar aquí específicamente porque Attali mantiene la misma homologación sencilla, burda y grosera que ya Francois Furet hizo hace algún tiempo entre comunismo y fascismo[26], pero la originalidad de Attali con respecto a aquel es que incluso el origen de estos dos sistemas pasará mágicamente también por Marx, hablando de Bismark, Attali afirma:

Este hombre va a representar un papel destacado en la historia de Europa; en particular, ejercerá una influencia decisiva en el destino de Marx y en aquello que, luego de Marx, contra Marx, se convertirá en el “marxismo”. Al construir el Estado prusiano, lo convertirá en el recurso de aquellos que pretenden oponer un socialismo nacionalista al socialismo internacionalista de Marx. La bifurcación que conducirá a las dos grandes perversiones del siglo siguiente pasará precisamente por él.[27]

La historia del siglo XX está cruzada por la lucha dentro de los proyectos fascistas y comunistas que a decir de Bolívar Echeverría, no representaron la misma finalidad ni siquiera en puntos que se han tratado de pasar por iguales como el concepto de “destrucción”, pues mientras en los primeros se le da un uso guiado por una noción de un “enemigo que existe como ‘el otro en uno mismo’ que debe ser extirpado y expulsado, o mejor aniquilado”, en los segundos, sobretodo dentro del movimiento bolchevique, el termino destrucción quiere decir “re-educación” y sólo excepcionalmente “aniquilación física”, aunque dicho autor no deje de apuntar que después con el estalinismo esta noción cambiaría a el último sentido[28].

Además de que como nos dice Aldo Agosti, una característica esencial que hecha por tierra cualquier intento de homologación entre el movimiento comunista y el fascismo es que el movimiento comunista siempre sostuvo y estimulo la emancipación social de las masas[29].

Si somos congruentes con lo anterior el regreso de Marx también significa el regreso del marxismo, pues no se puede simplemente leer a Marx sin tener en cuenta una larga lista de intelectuales y experiencias revolucionarias que trataron de destruir, transformar, la sociedad capitalista por otra más justa, no antagónica, es decir sin la explotación del hombre por el hombre y sobre la naturaleza.

Quisiera terminar estas reflexiones invitando a la lectura de la obra de Jacques Attali pues aparte de estimular el debate sobre lo que Marx y el marxismo deben significar hoy en día, es antes que nada, la biografía más completa que se nos haya entregado sobre Karl Marx. Pero quiero hacerlo sin dejar de apuntar lo que para mí debe entenderse por el regreso de Marx y del marxismo y para lo cual concluyo con una cita de Atilio Borón:

Retornar al marxismo… Se llega de regreso, es cierto, pero quien vuelve ya no es el mismo, así como tampoco es el mismo el sitio al cual se retorna. Porque la obra de Marx y la tradición que se remite en su nombre no flotan impávidas por encima de la historia. El marxismo, en suma, es una tradición viviente que reanima su fuego en la incesante dialéctica entre el pasado y el presente…[30]

De ahí que la reintroducción del marxismo en el debate filosófico-político contemporáneo –así como en la agenda de los grandes movimientos sociales y fuerzas políticas de nuestro tiempo- sea una de las tareas más urgentes y productivas de la hora.[31]



Bibliografía.

Abensour, Miguel. La democracia contra el Estado. Argentina: Colihue, 1998.

Agosti, Aldo. “Un balance de los comunismos”. En Elvira Concheiro, Máximo Modonesi y Horacio Crespo (coords.) El comunismo otras miradas desde América Latina. México: CIICH/UNAM, 2007.

Attali, Jacques. Kart Marx. El espíritu del mundo. Argentina: FCE, 2007.

Atilio Borón. “Estudio introducctorio. Actualidad del ¿Qué hacer?”. En Vladimir Ilich Lenin. ¿Qué hacer? Problemas candentes de nuestro tiempo. Argentina: Ediciones Luxemburg, 2004.

---------------- “Teoría política marxista o teoría marxista de la política”. En Javier Amadeo, Atilio Borón y Sabrina González (Comps.). La teoría marxista hoy. Problemas y perspectivas. Argentina: CLACSO, 2006.

---------------- “Clase inaugural: Por el necesario (y demorado) retorno al marxismo”. En Atilio Borón, Javier Amadeo y Sabrina Gonzáles (Comps.) Op. Cit.

Derrida, Jacques. (Espectros de Marx. El estado de la deuda, el trabajo del duelo y la nueva Internacional. Madrid: Trotta, 1995.

Echeverría, Bolivar. Vuelta de siglo. México: Era, 2006.

Fernández Buey, Francisco. Marx (sin ismos). 2ª, Ed. Barcelona: El viejo Topo, 1999

Furet, Francois. El pasado de una ilusión. Ensayo sobre la idea comunista en el siglo XX. México: FCE, 1995.

Hart Dávalos, Armando. Marx, Engels y la condición humana. Una visión desde Latinoamérica. Cuba: Ocean Press, 2005.

http://axxon.com.ar/not/145/c-1450011.htm

http://www.iceta.org/ja120206.pdf

http://www.pdi.uib.es/premsa/julio05/dia-30/1150703.pdf

Kohan, Nestor. Con sangre en las venas. Apuntes polémicos sobre la revolución, los sueños, las pasiones y el marxismo desde América Latina. Colombia: Ocean Sur, 2007.

Pérez, Pelayo. “KARL MARX. El espíritu del Mundo. De Jacques Attali”. En http://www.revistadefilosofia.org/

Rubel, Maximillen. Marx sin mito. España: Octaedro, 2003.



[1] Jacques Derrida (Espectros de Marx. El estado de la deuda, el trabajo del duelo y la nueva Internacional. Madrid: Trotta, 1995. P. 106): “Semejante reconstrucción sólo ha tenido sentido e interés, por lo menos para mí,como una radicalización, es decir, también en la tradición de cierto marxismo, con cierto espíritu de marxismo”.
[2] Armando Hart. Marx, Engels y la condición humana. Una visión desde Latinoamérica. Cuba: Ocean Press, 2005. P. 108.
[3] Nestor Kohan. Con sangre en las venas. Apuntes polémicos sobre la revolución, los sueños, las pasiones y el marxismo desde América Latina. Colombia: Ocean Sur, 2007. P. 2.
[4] Jacques Attali. Kart Marx. El espíritu del mundo. Argentina: FCE, 2007.
[5] Ibid. P. 180.
[6] Ibid. P. 183.
[7] Ibid. P. 37.
[8] Pelayo Pérez. “KARL MARX. El espíritu del Mundo. De Jacques Attali”. En http://www.revistadefilosofia.org/ consultada el día 24 de noviembre de 2008.
[9] Jacques Attali. Op. Cit. P. 334. Las cursivas son mías.
[10] En una entrevista que le hizo Cristina Frade el 30/07/05, este afirmaba: “El pensaba que la sociedad socialista llegaría no en lugar del capitalismo sino después de éste, no en un solo país sino a escala mundial, y su deseo era que llegara por la democracia”. En http://www.pdi.uib.es/premsa/julio05/dia-30/1150703.pdf consultada el día 10 de diciembre de 2008.
[11] En http://axxon.com.ar/not/145/c-1450011.htm consultada el día 10 de diciembre de 2008.
[12] Jacques Attali. Op. Cit. P. 396.
[13] Ibid. P. 413.
[14] http://www.iceta.org/ja120206.pdf consultada el 10 de diciembre del 2008.
[15] Véase Atilio Borón. “Teoría política marxista o teoría marxista de la política”. En Javier Amadeo, Atilio Borón y Sabrina González (Comps.). La teoría marxista hoy. Problemas y perspectivas. Argentina: CLACSO, 2006. P. 175-190.
[16] Véase Atilio Borón. “Estudio introducctorio. Actualidad del ¿Qué hacer?”. En Vladimir Ilich Lenin. ¿Qué hacer? Problemas candentes de nuestro tiempo. Argentina: Ediciones Luxemburg, 2004. P. 70. Apud. Huntington, 1968: 336.
[17] Francisco Fernández Buey. Marx (sin ismos). 2ª, Ed. Barcelona: El viejo Topo, 1999.
[18] Maximillen Rubel. Marx sin mito. España: Octaedro, 2003.
[19] Miguel Abensour. La democracia contra el Estado. Argentina: Colihue, 1998.
[20] Ibid. P. 80. Apud. Critique du droit… P. 135.
[21] Maximillen Rubel. Op. Cit. P. 209.
[22] Idem. P. 115. Apud. (Ibid.).
[23] Derrida. Op. Cit. P. 45. Cuando Derrida habla de inyucción en su obra se refiere a algo que ha sido impuesto sobre otra cosa, en este caso la interpretación del capitalismo que ha sido impuesta no sólo como oficial, por la visión estalinista sino también a lo que otras corrientes se ha hecho pasar por marxismo. Es decir, Derrida nos esta hablando por inyucción de lo que han interpretado (o impuesto) distintas corrientes como marxismo.
[24] http://www.iceta.org/ja120226.pdf consultada el 10 de diciembre de 2008.
[25] http//www.pdi.uib.es/premsa/julio50/dia-30/1150703.pdf consultada el 10 de diciembre de 2008.
[26] Francois Furet. El pasado de una ilusión. Ensayo sobre la idea comunista en el siglo XX. México: FCE, 1995.
[27] Jacques Attali. Op. Cit. P. 184.
[28] Bolivar Echeverría. Vuelta de siglo. México: Era, 2006. n. 17. P. 95-96.
[29] Aldo Agosti. “Un balance de los comunismos”. En Elvira Concheiro, Máximo Modonesi y Horacio Crespo (coords.) El comunismo otras miradas desde América Latina. México: CIICH/UNAM, 2007. P. 25.
[30] Atilio Borón. “Clase inaugural: Por el necesario (y demorado) retorno al marxismo”. En Atilio Borón, Javier Amadeo y Sabrina Gonzáles (Comps.) Op. Cit. P. 37.
[31] Ibid. P. 51.

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